Blog de historias, reflexiones, puntos de vistas. La vida, viajes por el mundo. Otra manera de narrar lo cotidiano. La gente y sus misterios

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martes, 27 de octubre de 2020

                                                 "Cuando sali de Cuba"




Cuando salí de Cuba, de nadie me despedí. Solo de un perrito chino, que venía detrás de mi. ¿Que te sientes más
 solo que la luna, cuando te llega la hora definitiva? No te asustes. Eso normalmente pasa. Dios quiere estar a esa hora a tu lado, así que no dudes en tomar decisiones.  Confiar en él.
Hoy les voy a decir por orden cuales son las tres preguntas que más me han hecho fuera de Cuba. Y no te asombres si esas son las misma también para ti. La primera y la segunda, son las más normales. ¿Cuál es tu nombre? ¿De qué país vienes? En el momento que respondo la segunda. Llega la tercera, esa cae sin mandarla a buscar. Por la ley de gravedad. Apenas digo, soy cubano. Esta ultima llega como un tiro y con asombro. ¿Cómo fue que saliste de Cuba, porque según lo que dicen, no es fácil salir de allí? Imaginase usted, no recuerdo haberle hecho esa pregunta a nadie, desde que vivo fuera del país en el que nací. Es como algo anormal. Intenta hacérsela a alguien y veras como te va a hacer sentir un estúpido de los pies a la cabeza. ¿Ha algunos de ustedes se les ha ocurrido alguna vez preguntarle a un extranjero que visita a Cuba, como fue que salió de su país? Yo creo que esa es una pregunta  algo incoherente. Porque podrían responderte muy fácil. Salí en avión, en barco, o caí en un paracaídas. Nadie en el mundo necesita de un permiso para salir de su país. Solo un cubano puede contestar esa horrible pregunta. Hasta ayer, no era más que un prisionero de los caprichos del régimen. Siendo yo el extranjero acá, por no haber nacido en Londres, no se me ocurriría hacerle esa pregunta a nadie de otro país. Sabiendo esto, ha sido muy fácil para mi saber como es que cometen el mayor de los errores. Solo Dios te puede quitar el derecho a elegir lo que quieres hacer con tu destino. 
Cuando me marché de Cuba, era la primera vez que salía del país. Me iba por un permiso de trabajo. Un permiso oficial de tres meses. Así se llamaba ese rollo raro. Allí me reuniría a un elenco artístico. El pasaje lo pagaba la persona del país que me había invitado. Nada tenía que ver con el ministerio de cultura, pero ellos insistían que luego de esos tres meses, tenía que regresar obligado. Sino lo hacia, corría el riesgo de que no me dejaran entrar al país. Castigado por cinco años. Jejeje. Decírmelo a mi, que nadie me gobierna. Aún ellos creían que si. En vida he tenido lo que he querido, soy un buscador de aventuras, no lo niego. También lo he perdido todo, eso ha pasado muchas veces, tantas que ni me acuerdo. Me caigo, me vuelvo a caer y me levanto de nuevo. Así, sin más. Me sacudo el polvo y a por lo siguiente. Es la regla de los gladiadores que se lo juegan todo. Pero no me quejo, ni me arrepiento de nada. Disfruto de mi tiempo, solo eso, "al que Dios se lo dio, San Pedro se lo bendiga". Hablo del tiempo,.. que es oro. Para eso estoy acá, en este planeta tierra. Tengo  la recompensa de esos lugares que me han marcado una huella. Me dejan la sensación de que todo lo que me ha ocurrido, es porque así es la vida,.. algo inexplicable. No intentes darle muchas vueltas al trompo, que te mareas, prioridades, no más. Seguir siempre las señales de mi ángel de la guarda, es el camino. Los espíritus tienen luz propia, eso lo aprendi. No puedo estar prisionero a modos de pensar que no me traen ningún beneficio. Pues les cuento: Estando en Madrid se abrió otra vez el universo para mi. No podía creer con claridad lo que me estaba pasando, tantas emociones juntas encontradas. Dejando detrás La Habana ponía fin a un lacerante periodo de mi vida, además, que era la forma más saludable de curar todos mis males. Estaba agobiado en la isla, sabiendo que la situación iba a peor y no quería, que por ningún motivo contaran conmigo. No aguantaba un periodo especial más. La verdad que ya nada se podía hacer y no valía la pena seguir perdiendo el tiempo. Había llegado a los límites de asquearme, después de esa maldita debacle, que ellos seguían llamando periodo especial, la peor de las pesadillas, porque hasta en mis sueños aparecían las fronteras. Odiaba seguir viviendo bajo una cantidad de reglas injustas, mentiras y rodeado de bloqueos mentales. Sencillamente, no creía como todavía podía existir gentes así en Cuba, que aceptaban una mala vida, por el solo hecho de ser leales a unas ideas que no les beneficiaba en nada. Era joven y con dos carrera, pero eso no me servía en absoluto y ni siquiera me alimentaba. Me merecía algo mejor. La mayoría esperaban a que cayera un milagro del cielo, pero yo no. La solución consistía marcharme de una vez. Y me tracé un plan. Era la hora de conocer el mundo y enfrentarse sin miedo al monstruo. Podía ganar mucho más arriesgándome, así que no lo dude y mostré las cartas sobre la mesa. El ambiente de Madrid por aquellos finales de los 90, hasta principios de este siglo, era como un regalo del cielo. Todo me llego a la carta, consciente de que Dios nunca abandona a esos que se atreven a seguir su corazón. La verdad que había soñado con algo así en mi propio idioma. Allá me casé y comencé a hacer mi vida. Me excitaban las ciudades moderna, las luces, la libertad y el reto por lo desconocido. Hasta tuve la oportunidad de viajar por el mundo, eso cambió  definitivamente mi vida...Resulta que un día voy a hacer un trámite de pasaporte al consulado de Cuba, mi primera vez, sin la ayuda de nadie. Y luego de una cola inmensa, ya tu sabes. Todas esas molestias de las colas cubanas o travez ante ti. El martirio no terminaba. Tenías que levantarme de madrugada, tomar el metro para ir hacer una cola. Afuera en la calle se iba calentando el ambiente según iba llegando la gente. Tenias que desafiar a la suerte para poder estar entre los veinte primeros, con el frío a esa hora de enemigo, bastante serio de por si y cantando las mañanitas. Todos esperábamos pidiendo con misericordia la llegada de los aguerridos funcionarios, que aterrizaban a las ocho de la mañana, la hora en que te abrian la puerta. Por aquel entonces, creo que solo podías tramitar cualquier papel legal desde Madrid o Barcelona, así que iban gente de toda España. Los extranjeros en busca de visas para sus vacaciones no tenían mucho problemas, entraban y salían del lugar con todas las prioridades. Pero los cubanos como yo, estábamos obligado a pagar por todo, ademas de la cola. Ellos, los de la embajada ponían las condiciones y nosotros solo teníamos que aceptarlas recibiendo como recompensa el horrible trato de sus funcionarios. No había otra cosa. Si lo que tu querías era los documentos en reglas, lo mas normal era que dejaras unas pesetas en la contadora, el dinero de aquella época y así saldabas tus cuentas. Ahora después de ver las cosas desde la distancia, he comprendido que es lo que pasa. De primera, se equivocan. No creo que sean conscientes de las barbaridades que cometen con sus ciudadanos. No entiendo que esa sea la conducta de unos diplomáticos. Si trabajas para una embajada, al menos deberías de respetar los derechos de las persona a quien representan. Por entonces le llamábamos la embajada del Peru, como referencia a aquel lugar violento, donde vivían los disidentes por los sucesos del Mariel a la hora de la comida. Pues cuando allí se enteraron de que no había regresado en el tiempo asignado. Cambiaron su tono de voz conmigo y me dijeron;
- No, tu caso es con el vicecónsul.- Él era el que trataba esos asuntos exclusivos, los casos como yo, que habían traicionado a la patria.
-¡Tan importante soy, que merezco tales atenciones!- Le respondí  asombrado según sus palabrasYa tu sabes imitando a Shakespeare, me la di de gracioso. Y el vicecónsul que me estaba esperando, me recibió con los ojos furiosos. Estaba cara a cara, frente a un enemigo. Tomó mi pasaporte, lo revisó, me miró a la cara y rápido me dio la sentencia. ¡Usted es un desertor! ...me lo soltó de un bofetón.
- ¿Como dice usted señor?..le dije asombrado, pero algo enfadado. Acomodandome un poco más en la silla. Dándole a demostrar que ya lo sabía, que tenía que relajarse. Que no estaba para historias en ese lugar. Pero a él no le importó. Por lo que me dijo después:
- Su permiso de tres meses ha caducado. - Así que se convierte en un desertor por infringir la ley. De esa manera me lo recalcó como si yo hubiera caído de rebote de la Luna y no de Cuba.
- Como mínimo son cinco años sin poder entrar al país.
- Bueno, bueno, ya yo lo sabía. No había venido a preguntar sobre eso. Le dije. A mi no me cogía de susto sus palabras. Seguí sereno y cuando este sintió mi silencio...Cogió aire otra vez y me lo repitió a la cara;
- Metiste la pata.- Aquello que dijo, me dolía, pero me reí. Fue la única manera de contrarrestar las palabras a aquel arrogante rey Midas.  Pero no se detuvo y como cumplía una misión me repitió: 
- Eres un desertor.
Allí fue donde me levanté y le dije. Eso es una palabra fea. Y no la repita más.
- ¿Una palabra fea?- Hizo un gesto de que no me entendía y prosiguió.- Sino regresaste en el tie...Allí le detuve, porque no le quería escuchar. Solo necesitaba marcharme de ese lugar. Tuve paciencia y respire...porque tenia que decírselo claro y en su propia cara, como el lo había hecho conmigo.

- Eso es una palabra fea y más cuando viene de un vice...vaya usted a saber...cónsul, no?...es feeeaaaa... Yo no soy desertor de nada. Entienda esto de una vez. No ensucien más las palabras con mentiras que usted es un diplomático. ¿Eso cree? Fíjese bien, Que tengan un papel que dice que yo no puedo regresar, porque no les da la gana a ustedes, esta bien. Esa son las leyes de ustedes. Solo ocurre con Cuba. Que no haya regresado en ese tiempo acordado, no se preocupe, sabia lo que ocurriría. Ese es su juego sucio. No me vengas a decir ahora que eso es algo legal, porque no es así. Son sus métodos y yo no tengo más remedio que aceptar. Pero yo no soy desertor de nada, ¿me entiendes? A mi no me lo tienes que repetir. Que suena como si fuera un asesino. Esas cosas no las entiendo y no necesito tus explicaciones. Tu no sabes lo que significa la palabra, "desertor". Mejor que no la uses más, al menos conmigo. No me cojan pa su juego y dile a la gente las cosas claras, por su bien. Y cogí y me fui. 

Paso el tiempo y los primeros dos años pensaba en Cuba. Es duro cuando te niegan algo así. Es como si te arrancaran las entrañas y flotaras como un zombi. Después pasaron los años y como no podía ir. Me la quite de mi cabeza, muerto el perro, se acabó la rabia. Comencé a asumir mi realidad, que era Madrid. Puse mi cabeza en el mejor de los dos lugares. ¡Un Madrid como el de mis sueños, eso era lo que me merecía! Disfrutar de verdad. Me había pasado todo el tiempo en Cuba limitado, pidiendo permiso hasta para ir al baño. Me quejaba por todo y eso tenia que terminar. Necesitaba mi cabeza en un lugar claro, real y civilizado. A esa ciudad me entregué en cuerpo y alma hasta abrirme por dentro. Buscaba saciar mi sed de venganza de alguna manera. No creo que tenga una experiencia igual, única, a todo tren...Estaba libre de todo lo que me aprisionaba por entonces...y con gente civilizada a mi lado. Fue una de las épocas más productivas de mi vida en todos los niveles...Intente explorar Europa. Viajé mucho. Escribía ya desde entonces, tenia la música. Nació mi hija. Comenzaban los regalos de la vida. Unos de mis primeros viajes fue a Amsterdam. Tome un autobús desde Madrid, prefería ir por tierra, pase Paris, luego Bruselas. Allá en Holanda me esperaba mi primo. Tu sabe, a su aire. Era un honor tenerlo en un lugar así. El maestro esta vez de anfitrión. Mis ídolos son reales, siempre lo digo. No soy de los que se creen cuentos tan fácil sobre las fotos, imágenes de un líder, historias, ni de los que adoran santos falsos. Odio que me impongan las historias. Mi primo tenia un estudio de grabaciones en el segundo piso de su casa y el Coffee shop al frente. Ya ven? Cerca del paraíso en la tierra. Esos son los héroes de verdad, como mi primo. Porque ese lugar donde vivía, estaba tan cerca del centro de la ciudad, que la atravesabas por un lago que podías disfrutar hasta desde las ventanas de su casa, mi lugar preferido. Ese era el fruto de haberse casado con una realizadora de cine Holandesa. Él tocaba por las noches con las bandas de allá, gente de todos los lugares del mundo. Por su naturaleza, Ámsterdam es la ciudad favorita para encontrar personajes. Los más curiosos. Esos que huyen de la locura de las grandes ciudades en busca de un oasis a su altura, rodeado de la tranquilidad y con cultura. Porque la gente con las que choqué por allá, eran tan estrafalarias que solo podían vivir dentro de un guión de cine...gente raras, interesantes, con algunos misterios y con buen gusto. Sentados en las terraza tomando cervezas, pasaba el tiempo con la mente tranquila, como nunca había estado en mi vida, entre personajes de Hollywood y muchos aventureros como yo. Era muy fácil para ellos pasar allí desapercibido de los paparazzis, de la presión de los problemas y hasta de las miradas callejeras. Porque a nadie allí le importaba un bledo lo que tu hacías. Otra dimensión. Ellos son civilizados, no hay otra forma de decirlo. No aceptan en su cabeza ideas rígidas. No tienen tiempo para eso. Todo lo prohibido para la gente, no tiene sentido allí. Ellos no se comen la cabeza con cosas estupidas. ¡Fíjate tu, a que nivel ellos se liberan de esa carga! Salí fascinado con esa experiencia. Prevalecía por doquier el buen rollo y el relax. Estuve la primera semana solo, iba por un mes y aproveché. Unas de las cosas que más deseaba era sentarme en un coffee shop. Aquello me llamaba la atención. Hacia solo un año que había salido de Cuba, muy poco tiempo, y mi mente aun se mantenía en estado de transición. Nunca lo puedo olvidar. Sobre todo cuando entras, te sientas, pides un café jamaicano y estudias la carta entre los olores de la naturaleza. Les aseguro, otro planeta. Estuve perdido por un rato en ese laberinto de colores, aromas de hierbas de todo tipo y de buena calidad. Mi primo que era un experto sibarita de La Habana, ya tu sabes. Escogía el menú y los lugares perfecto. Conocía bien el asunto. Sentado allí, nada te falta. Esa es la libertad. No otra. Nadie te está mirando. No tienes nada a que temer. Solo dejar que te lleve la música, porque de sus manos, siempre encontraras un lugar seguro. Rodeado de aquel ambiente, los grafitis, la gente extravagante, los idiomas...entre canales, el lago, las fiestas en la calle...la gente de verano, el museo de Van Gogh, de nuevo esos Coffee shop y las noches sin dormir,..Una tarde, y eso fue al llegar, deje definitivamente de pensar en Cuba. Me sentía ajeno al pasado. Aquellos letreros en holandés, la cerveza Amstel y aquel ambiente multicultural, se habían tragado mi voz. No entendía lo que pasaba, tampoco quería averiguarlo, estuve un rato hipnotizado. Escuche la voz de primo que se alejaba, aunque este se encontraba a mi lado, lo había perdido de vista. Me costó unos minutos recuperarme. Había quedado en blanco. Fue entonces que le mire y dije: Para esto vine a este mundo, para conocer lugares así, moverme, trabajar, soñar, hacer mis historia... Esta es mi vida, mi tiempo...No quiero que nadie me diga más lo tengo que hacer para vivir...Desertor es la puta que le parió a ese mal nacido. Cuando finalmente regrese a Cuba..fueron siete años después.. Y mi intencion era ver a la familia. Pero dios puso en mi camino al regresar, vivir otra vez en la Habana. Cayó del cielo por medio de la embajada de España y allí me fui...a ver las cosas desde otro nivel...Era mi regreso. Esta vez lo veía todo diferente. De arriba hacia abajo y fue cuando comprendí que allá todo funcionaba al revés, es decir, de la única forma de que nada funciona...Llevaba por entonces una hija española...En fin, había ganado más yo alejándome, que aceptando sus retorcidas normas. Regresaba como ciudadano español. Esta vez fui yo quien les había cambiado el juego. Le entre a todos como menos me esperaban. Viviendo en el Habana Libreeee...Dejaba de ser aquel cubano, inseguro, desprotegido, indefenso y me había convertido en algo, que a ellos les tomo tiempo en creer. Tenia los privilegios y la protección de la embajada española. Bueno, pues mi hija creció allá, de la única forma que yo sabia que podía vivir en Cuba. No de otra. No iba a cometer el mismo error dos veces. Aunque al principio lo creía imposible, ella se enamoro de Cuba...Pude meter ese pedazo de isla en su corazón. Desde que llegó a mi país siempre lo rechazó. Al menos eso creía yo, no se porque motivos. Ahora ella es una joven con una mente despierta producto de todos esos viajes por el mundo, ademas de toda la información personal que ha ido acumulando desde que nació. Creo que ha valido la pena romper esas cadenas. Dejar la isla de Alcatraz, lo haría una y mil veces sin pensarlo. La libertad, es algo que se lleva por dentro y es lo único que importa. Es por eso que les cuento esta historia. No se dejen engañar más con mentiras. 

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